Hace algunos meses que me había encontrado en YouTube un par de vídeos muy interesantes, donde se contaba con la participación del científico Mexicano Jacobo Grunberg, quien hablaba acerca de la energía y la meditación. Modular la energía y enfocar nuestros pensamientos son algunas de las conclusiones que sacaba de tan extenso vídeo; además, de indagar por ahí hasta encontrar lecturas que hablaban sobre el tema.

De Leo Alcalá, el libro 20 maneras de elevar tu energía, encontré muchos matices al respecto del tema; puntos en común que confirmaban con segundas opiniones, los testimonios de Jacobo y los demás panelistas.

Me gustaría compartir con la audiencia, algunas de las líneas más interesantes del tema.

Tu nivel de energía se encuentra directamente relacionado con la manera en la que te mueves. La posición corporal, los movimientos faciales y las expresiones, tienen un impacto gradual en nuestro nivel energético. Es ampliamente recomendado el hecho tan sencillo de siempre que se vea hacia el espejo, sonríale; un rostro con el seño fruncido provoca que la sangre circule menos y no llega al cerebro tan fácil. Tratar de reír más a menudo y mantener una sonrisa permanente manda mensajes al subconsciente que, sin darnos cuenta, elevan el nivel de nuestra energía.

Inhala y exhala basándote en tus estados de ánimo; ¿cómo es tu respiración cuando te encuentras exaltado? Tu cerebro se alimenta de oxigeno y al llenarse de él, tu capacidad para estar despierto y alerta, aumenta. En sistemas orientales, la respiración es tu conexión con la energía del universo. La meditación se convierte en una forma de cuidar y potenciar tu energía. La meditación nos recarga y ayuda a liberarnos de aquello que bloquea nuestra energía.

Tus preguntas determinan tu enfoque;

¿Qué cosas te inspiran?
¿Qué hace vibrar tu alma y enciende tu pasión?
¿Qué aspectos se encuentran dentro de tu control?
¿Qué puedes hacer hoy para mejorar tu vida?
¿Cómo aumentas tu capacidad para alcanzar tus metas?
¿A quién amas?
¿Qué he disfrutado hoy?

¿De dónde nos viene la fuerza para llegar hasta el final de la carrera, cuando creemos que ya no podemos? Quizás del sueño de creer en algo más allá de lo que es visible. El sueño de encontrar detrás de lo visible nuestra conexión con la naturaleza; encontrar en nuestra quietud, el reencuentro con nuestro ser, y dentro del silencio escuchar a nuestra intuición.

Lo más importante no es donde te encuentras, si no, cuál es tu dirección. Muchas veces, el hecho de no saber hacia donde vamos nos desgasta; la acción sin propósito y sin rumbo, resulta en pérdida de energía. Tratamos de tener claro la visión del resultado que queremos obtener, tanto, que dejamos de ver lo simple que es la vida. Pensamos tan robustamente que perdemos dirección. Creo que llevamos tanto tiempo pensando lo mismo, que el mismo cerebro se llena de tanto polvo que se atrofia.

¿Será momento adecuado para elegir nuevos pensamientos?

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