El secretario general de la ONU, António Guterres, durante la apertura de la semana de Alto Nivel de Naciones Unidas, que “el estado de nuestro mundo es insostenible” y que “no podemos seguir así”. 

En este sentido, Guterres explicó los tres males mayores que afectan al mundo: la impunidad, que se repite en todos los grandes conflictos actuales (en Gaza, Líbano, Ucrania o Sudán); la desigualdad, que se agrava cada vez más entre los países y dentro de las fronteras; y la incertidumbre que generan el cambio climático y una inteligencia artificial (IA) descontrolada. 

Como es costumbre en este foro, el secretario general pasó revista a los mayores problemas que afectan a los países, tanto las guerras y las divisiones geopolíticas como de las brechas sociales y tecnológicas, y aunque dijo que “los retos a los que nos enfrentamos no son irresolubles”, su exponencial fue negativa. 

Invadir otro país y devastar sociedades sin costo alguno 

Sobre la impunidad, lamentó que un número creciente de países sientan que pueden violar la carta de la ONU y las leyes internacionales humanitarias, “invadir otro país, devastar sociedades enteras o ignorar olímpicamente el bienestar de su propia población”. Resaltó que esta actitud prepotente se encuentra en Oriente Medio, en el corazón de Europa y en el Cuerno de África, y se detuvo especialmente en Gaza, donde la guerra ya va a cumplir un año con un saldo devastador de 41.300 muertos palestinos.   

Un 43 % de las riquezas en manos de un 1 % de población 

Sobre la desigualdad, aclaró que “no es una cuestión técnica ni burocrática; en el fondo, es una cuestión de poder con raíces históricas”, y puntualizó que en los últimos tiempos esto se ha agravado, pues de entre los 75 países más pobres del mundo, dos tercios están peor que hace cinco años; en este mismo periodo, los cinco hombres más ricos del mundo han duplicado sus fortunas. Un 1 % de habitantes del mundo poseen el 43 % de los activos financieros del planeta y, sin embargo, en muchos países los gobiernos dan regalos fiscales a grandes empresas y a los “ultrarricos” que van en detrimento de inversiones en salud, educación o protección social, criticó. 

“Los que tienen poder político y económico, y los que creen tenerlo, son siempre reacios al cambio”, “si no hay reformas, la fragmentación es inevitable, y las instituciones globales perderán legitimidad, credibilidad y eficacia”, agregó. 

Un futuro sin combustible fósiles 

Respecto a las incertidumbres, dijo que el mundo va entendiendo que un futuro sin combustibles fósiles es seguro, “pero la transición rápida no lo es”, y criticó que en bastantes países “las compañías petroleras amasan fortunas enormes gracias a los subsidios”, mientras la gente de a pie soporta los costos de la catástrofe climática. 

En cuanto a la IA, reconoció que va a cambiar todo lo que conocemos, pero se preguntó en qué dirección: “¿Hacia más libertad o hacia más conflicto?, ¿hacia un mundo más sostenible, o una mayor desigualdad?, ¿a estar mejor informados, o a ser manipulados con más facilidad?”, advirtió que unas pocas compañías han acumulado un enorme poder sobre la IA sin la menor supervisión, y recordó que solo un control global puede evitar lo que llamó “la Gran Fractura”. 

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